El autismo es considerado una forma de diversidad funcional y no necesariamente una discapacidad en todos los contextos. Esta perspectiva se basa en el enfoque de la neurodiversidad, que reconoce la variabilidad natural en el funcionamiento cerebral y valora la diversidad de las personas con diferentes características neurológicas, incluido el autismo.
Aquí hay una explicación más detallada:
Diversidad Funcional: El término “diversidad funcional” abarca una amplia gama de diferencias en el funcionamiento humano, incluyendo diferencias en la forma en que las personas procesan la información, se comunican, interactúan con el entorno y experimentan el mundo. El autismo se considera una forma de diversidad funcional en el sentido de que implica diferencias neurobiológicas que afectan la percepción, la comunicación, las interacciones sociales y el procesamiento de la información.
Neurodiversidad: La neurodiversidad es un enfoque que promueve la idea de que las diferencias neurológicas, como el autismo, son una parte natural de la variabilidad humana. En lugar de ver el autismo como una discapacidad que necesita ser corregida o curada, la perspectiva de la neurodiversidad destaca la importancia de respetar y aceptar a las personas con autismo tal como son.
Discapacidad vs. Diversidad: La forma en que se clasifica el autismo puede variar según el contexto y la perspectiva. En algunos entornos, el autismo se considera una discapacidad, especialmente cuando se evalúa desde un enfoque médico o de diagnóstico. Sin embargo, desde la perspectiva de la neurodiversidad, el autismo se ve como una diferencia funcional más que como una discapacidad, y se enfatiza la importancia de crear entornos inclusivos que permitan que las personas con autismo prosperen.
Es importante destacar que la terminología puede ser subjetiva y variar según la opinión individual y el contexto. Lo fundamental es reconocer y respetar las preferencias de las personas con autismo y garantizar que tengan acceso a los apoyos y recursos que necesiten para llevar una vida plena y satisfactoria, independientemente de cómo se etiquete su condición. La clave es promover la inclusión, la aceptación y la igualdad de oportunidades para todas las personas, independientemente de su diversidad funcional.